El antiguo barrio de Catedral del Sur, también llamado Monserrat, estaba habitado por la elite porteña del siglo XIX. Esta manzana debe su nombre a que a principios de dicho siglo, se consideraba que las instituciones que la ocupaban iluminaban la ciudad con educación, cultura y conocimiento científico.

Las arterias ocultas de la Manzana de las Luces

Son parte esencial de la historia argentina y de la vida antigua y secreta de Buenos Aires. Estas galerías son las arterias ocultas de la Manzana de las Luces que fué el cerebro de la ciudad.
Mucho es lo que se ha dicho y en verdad poco lo que verdaderamente se sabe acerca de la existencia de los túneles que corren debajo de la Ciudad de buenos Aires. Muchos de ellos han sido localizados en los barrios de Montserrat y de San Telmo, pero se cree que había uno que llegaría hasta la Recoleta.
Infinitas son las preguntas que podrían hacerse. El misterio muestra sólo uno de sus rostros. Se aventuran hipótesis sobre el destino que se les daba en la época de la colonia. ¿Quién habrá sido el que ideó su construcción? ¿En qué momento fueron excavados? ¿Con qué motivos?. Aún hoy el tema no está claro. Hay algunos historiadores que han negado su existencia, mientras muchos otros han tenido oportunidad de visitarlos y estudiarlos.
Parece ser que estos túneles formaban una red que unía las iglesias, los edificios públicos y el Fuerte, que estaba constituida por dos que corrían de sur a norte y uno que lo hacía de este a oeste. Habían sido excavados a cinco metros de profundidad directamente en la tosca, con zapa, y se presume que la fecha de construcción data de los siglos XVII y XVIII.
No pocas opiniones señalan como probable que los hayan construido como medio de defensa. Y esto es posible, si pensamos que una ciudad como Buenos Aires, codiciada por piratas y corsarios, no tuviera más que un fuerte para protegerse. También puede pensarse que, tal vez, las autoridades españolas prefirieran el río como defensa, con sus grandes bajantes, o acaso escogieran los túneles que, por otra parte, eran muy comunes en Europa, para poder comunicarse rápidamente con los puntos estratégicos de toda la ciudad.
También se ha dicho que los túneles estaban destinados a guardar mercaderías que entraban de contrabando. Se sabe que esta actividad se había convertido casi en una institución en el Río de la Plata, y participaban de ella los comerciantes y las autoridades inclusive.
Con el tiempo y el desarrollo de los centros urbanos, la paulatina instalación de sistemas eléctricos y sanitarios, y la construcción de cimientos de nuevos edificios, gran parte de estos valiosos testimonios arqueológicos se fueron perdiendo.
En el año 1983 se realizó la puesta en valor y consolidación de tres pequeños tramos, que se dirigen, uno hacia el sudeste, otro hacia el este y el tercero hacia el oeste.

Iglesia San Igancio

Cuando los jesuitas estuvieron ubicados en su nuevo emplazamiento, iniciaron la construcción de una iglesia provisoria en la esquina de Bolivar y Alsina, y en 1686 comenzaron las obras del templo definitivo que se construyó de acuerdo a los planos del arquitecto Juan Kraus S.J. quien trazo, asimismo, los que correspondian al Colegio de San Ignacio.
Al morir el hermano Kraus en 1714, otros especialistas se sucedieron en la continuacion de las obras. Fueron Juan Bautista Primoli, Andres Bianchi, Juan Wolff, todos ellos jesuitas de origen europeo y arquitectos de formación, quedando la Iglesia de San Ignacio consagrada en 1734.
La arquitectura simple y austera del interior del templo no encuentra continuidad en la fachada, que esta inspirada en el barroco aleman. La torre sur tiene el privilegio de ser la construcción mas antigua de Buenos Aires, mientras que la torre del reloj fue agregada a mediados del siglo XIX por el arquitecto Felipe Senillosa.
La Iglesia de San Ignacio, llamada tambien Templo de las Luces, ha sido ámbito de acontecimicntos memorables: fue Catedral interina durante los años 1775 a 1791, asi como tambien acantonamiento de defensa contra las invasiones inglesas. Desde su torre se contribuyo a sofocar la sublevacion de los Patricios, hecho que se conoce como Motin de Las Trenzas. El 12 de octubre de 1821, Juan José
Castelli recibió sepultura en el templo frente al altar de San Judas Tadeo. Su recinto fue lugar de reunion de Ios Cabildos Abiertos de 1816 y 1820, y de los actos de inauguración de la Universidad de Buenos Aires, en 18y, de la Sociedad de Beneficencia, en 1823. Fue sede de Parroquia de Catedral al Sur desde 1823.

Mercado de las Luces

Es un local ambientado como una feria artesanal con detalles del siglo XVIII. En el se encuentran piezas de arte, bijouterie, platería y raros minerales entre otras cosas.Este lugar es muy visitado por los turistas, los cuales quedan maravillados con los objetos que alli se venden.
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Basilica de San Francisco



La Basílica se inauguró en 1754, su construcción se inició en 1730, seguiendo los planos de Andrés Blanqui. En 1807 se derrumbaron sus torres y su fachada, tras lo cual se encargó ,el arquitecto uruguayo Tomás Toribio, la restauración del templo. Una nueva modificación fue concretada en 1911,cuando el arquitecto Ernesto Sackmann le dio a la fachada un estilo barroco alemán, con la imagen de San Francisco en lo alto del tímpano. Otras estatuas, como las de Cristobal Colón y Dante Alighieri, coronan el frente. El interior es de una sola nave y perdió parte de su magnificencia original en los incendios intencionales de 1955. Su altar mayor quedó destruido y fue reemplazado por un enorme tapiz de ocho por doce metros, diseñado por Horacio Butler.

Capilla de San Roque



La capilla que perteneció a la orden tercera franciscana está bajo la advocación del santo protector de enfermedades y pestes. En el interior de su única nave aloja imágenes talladas en madera en el siglo XVIII. Posee un panteón que fue el mayor enterratorio de la ciudad. La capilla se concluyó en 1762 en el mismo terreno que en 1602 ocupó el segundo edificio construido por la vecina iglesia de San Francisco. En 1963 fue restaurada tras los incendios provocados por las resueltas sociales de 1955 cuando se quemaron varios templos de la ciudad. Toda la obra fue proyectada por Giovanni A. Bianchi.

Colegio Nacional de Buenos Aires

El solar ubicado al lado de la Iglesia de San Ignacio, en la calle Bolívar, que durante más de trescientos años fue asiento de instituciones dedicadas a la enseñanza, fue ocupado con más que justificado orgullo por el Colegio Nacional de Buenos Aires. De acuerdo a los diferentes momentos políticos que atravesaba el país, este colegio pasó por varias recreaciones. Así en 1823, Bernardino Rivadavia sugirió que se lo denominara Colegio de Ciencias Morales.
Unos años más tarde, en 1829, se efectuó en uno de sus claustros la primera exposición pictórica que se hacía en el país. Integraban la colección del señor José Mauroner, de origen francés, trescientos setenta y cinco cuadros pertenecientes a artistas de la valía de Velásquez, Rubens, Rafael…
Finalmente, el 14 de marzo de 1863, el presidente Bartolomé Mitre le otorgó mediante un decreto, el nombre definitivo: Colegio Nacional de Buenos Aires. Desde entonces pasó, además, a ser propiedad del Estado.
En los primeros años de este siglo el viejo edificio fue demolido con excepción de una galería del claustro bajo que está situado en forma paralela a la iglesia. En 1906 se iniciaron las obras de construcción del nuevo edificio, que es de estilo neoclásico francés, según proyecto del arquitecto Norberto Maillart. La inauguración oficial estuvo a cargo del presidente Roberto M. Ortiz, el 21 de mayo de 1938.
El Colegio Nacional de Buenos Aires tiene el orgullo de haber formado, desde sus orígenes, a muchos de los próceres de la independencia, o de la “generación del 80” y a numerosos hombres que desarrollaron tareas trascendentes para el paí: intelectuales, artistas, juristas, científicos, personalidades públicas…